‘El refugio del alma de un pueblo’. Diario del Festival de San Sebastián.

‘El refugio del alma de un pueblo’. Diario del Festival de San Sebastián.
26/03/2021 suicafilms

El bar Oquendo comenzó a encarnar el proyecto documental de sopa de langosta en el Festival hace tres años. Pepe Andreu y Rafael Molés de SUICAfilms se reunieron con Jose Luis Rubio de REC. Los valencianos querían contar la historia de un bar especial en un pequeño pueblo islandés. “Dos meses después estábamos grabando en Islandia”, explica Andreu. Un año después, el proyecto participó en el Foro de Coproducción Documental Four Winds del Festival de San Sebastián, donde ganó los premios Ibaia y Treeline Distribution.

El foro dio un gran impulso al proyecto ya que se hizo público y se empezaron a abrir las puertas del grupo de trabajo. Saber que despertaron el interés de la gente dio tranquilidad a los autores, y como señala Molés, “vale la pena poner el proyecto a prueba, al fin y al cabo estás mucho tiempo solo con tu proyecto, y compartirlo con los demás en esos días es fundamental”.

Turistas encantados

Grindavik es un pequeño pueblo de pescadores en el sur de Islandia. La gente de todo el planeta quiere conocer el misterioso país; Les fascina ver volcanes, hielos y paisajes que recuerdan la creación de la Tierra. El pueblo está cerca del spa geotérmico Blue Lagoon, que atrae a un gran número de turistas y de repente se ha convertido en una atracción turística. Está el pequeño café Bryggjan, lugar de encuentro de una comunidad y refugio que se ha convertido en alma. Pepe Andreu y Rafael Molés conocieron el lugar en 2006: “Nada más entrar, viste el local, la decoración y la gente y te diste cuenta de que respirabas algo especial”, dice Andreu. Gente real, en un lugar real.

Decidieron que había una historia que valía la pena contar. De hecho, los músicos locales, los poetas, los viejos pescadores, el último boxeador de Islandia, la persona que tradujo Don Quijote del español al islandés, etc.
se mezclaban con los turistas todos los días en el antiguo bar del muelle, y se creaba un ambiente especial día tras día. En el camino, contaron con la ayuda del guionista y productor islandés Ólafur Rögnbaldsson para cerrar la brecha con la cultura local.

Cuando los realizadores de documentales regresaron once años después, los dueños del bar, los hermanos Kristinn y Adalgeir Johansen, les advirtieron que el local estaba a punto de venderse. Una cadena había planeado construir un hotel y les admitió que habían recibido una oferta irrefutable. “Si tenemos un final, lo pensamos”, dice Molés. Pero la realidad es obstinada y ofreció a los realizadores un final sorprendente y completo.

A través del mosaico de la vida cotidiana del café Bryggjan, Andreu y Molés para el turismo
el documental trata sobre los efectos de la influencia, la gentrificación y la globalización. “Los islandeses vieron el turismo con fascinación, como una nueva esperanza; y para nosotros, viniendo de donde venimos y sabiendo lo que habíamos vivido, fue como un dejà vù ”, explica Rafael Molés. Un claro ejemplo de esto es que en 2018, 1,5 millones de turistas llegaron a Islandia, una isla solitaria con una población de 350.000.

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